Desde el pasado viernes, nuestro teléfono suena alrededor de siete veces al día, concentrándose las llamadas por la tarde; su hora preferida es la de la siesta. Al principio les decíamos que no nos interesaba, que gracias; luego que ya habían llamado antes, que borraran nuestro número; después que hicieran el favor de dejarnos en paz y por último que estamos hasta cierta parte de nuestra anatomía y que vamos a denunciarlos. Ellos insisten, hasta el punto de volver a llamar a continuación de que los hallamos mandado a freír espárragos. Parece de pitorreo, no puedo creer que se trate de una estrategia de mercado. Si es así, lo que están consiguiendo es que todos odiemos a muerte la compañía y que ardamos en deseos de ponerle una bomba, poco menos. Mi padre cree que en algún momento se les han duplicado (más bien cuadruplicado) las listas, que no controlan a quién compran nuestros datos. Entonces me da la razón: ineficacia, falta de profesionalidad, completa ilegalidad. Ayer nos dijo el dueño de una venta rural que frecuentamos que a él también lo están llamando, así que habrán tomado este pueblo como objetibo y, guía telefónica en ristre, ¡a torturar! Confío en que esto cese alguna vez. ¿Conocéis un medio efectivo para detenerlo? Me han dicho que llame a las oficinas y pregunte por Luis del Pozo, director de no sé qué, pero me sale un contestador. Allí dejé mi mensaje indignado.
Los teleoperadores sudamericanos son víctimas inocentes (o eso me gusta pensar), mas podrían actuar de mediadores para que me borren de su base de datos, me dejen en paz... Ah: por supuesto que no recibo servicios de esta compañía y, visto lo visto, no lo haré aunque me encañonen con una pistola. Sé de gente que ha optado por darse de baja de la guía telefónica, pero aun así te torturan, aunque menos, claro está. Además, ¿por qué andar escondiéndonos? ¿Estamos totalmente indefensos ante estos acosos? ¿Y si les diera por llamar de madrugada? Una vez me telefonearon sobre las tres de la mañana, un número oculto. Me levanté sobresaltada porque pensé que era del trabajo, que me hubiese quedado dormida. Cuando fui a descolgar se cortó. ¡Socorroooooo! Si alguien me pudiese dar alguna idea... ¡Ay, os dejo, que suena el teléfono!
"Buenos días. ¿Son de Jazztel? [...] ¿Y no han pensado en cambiarse a Televoz? Escuche... ¿Me dice su nombre para dirigirme a Vd.? De acuerdo, señora Mariela Carolina, déjeme que le explique: podrá disfrutar de llamadas nacionales y a móviles gratuitas, 10 megas de ADSL y televisión por sólo... ¿Qué, que no le interesa? ¿Por qué, vamos a ver?".
¡Me ha colgado! En el fondo son todos unos cobardes.