miércoles, 28 de junio de 2017
Miguelín: el pequeño mecenas de la ciencia.
Ver noticia en El Mundo.
En esta sociedad materialista y cada vez más deshumanizada, en la que los niños, víctimas de un sistema educativo deficiente y absurdo, se ven contagiados de la incultura y la frivolidad de sus mayores, historias como la de Miguelín nos hacen verter lágrimas y reconciliarnos una vez más con nuestra castigada especie.
Este chico hizo su primera comunión en mayo. Preguntado por los regalos que desearía, respondió que no precisaba nada; el padre le propuso donar el importe a la ciencia y Miguel aceptó encantado, destinando sus 5.900 euros a la investigación del cáncer infantil a través de Francisco Mojica y Apadrina la ciencia. La mejor tesis doctoral sobre cáncer infantil realizada por un joven investigador será merecedora del premio Miguelín, así como el Laboratorio marco de dicho trabajo.
No puedo dejar de pensar en la cantidad de niños que, aun recibiendo insultantes montañas de regalos, se muestran perpetuamente infelices y desagradecidos, dedicando a cada obsequio cinco segundos y exigiendo más, más, más... No valoran en absoluto lo que tienen; no dan precio al esfuerzo. Impelidos ya en estas tempranas edades por el consumismo desenfrenado que ven en televisión, en los mayores y en sus propios coetáneos, han entrado en esa espiral diabólica del poseer; no importa qué, no importa cómo. En cualquier caso, más que su vecino; más que su amigo; lo último, lo que se lleva, lo nuevo... Mientras se vuelven insulsos, competitivos, perversos y violentos. Ya no leen; no curiosean; no exploran; no investigan. Quieren, quieren, quieren..., y en realidad no saben lo que desean, precisamente por eso: porque necesitan, habrían necesitado a alguien que les hubiese marcado unas pautas; que les hubiera dado un contexto moral, una escala de valores. Desposeídos de ella la exigen sin saberlo a base de gritos, patadas, rabietas y eterna desdicha. Se puede uno imaginar fácilmente qué será de esta generación perdida en el futuro.
Con Miguelín observamos cuán sencillo resulta esto si contamos con una buena educación desde el principio; si los padres dedican a sus hijos tiempo, amor, paciencia, bondad y sensatez. Sin mimarlos o consentirlos, sin superprotegerlos, los quieren; por tanto, les prohíben. ¡Ay del que permite todo a sus críos por no verlos sufrir! Los convertirá en unos desgraciados que, cuando descubran que no todo vale, percibirán que es demasiado tarde y ya no habrá medio de controlar unas ciegas oleadas de despecho que los irán abrumando siempre y que pagarán con los demás, con el universo en su conjunto, adoptando como filosofía el nihilismo destructor.
Desde aquí, pues, doy las gracias y un fuerte abrazo a Miguelín y a sus padres e insto a otros niños, a otros adultos a hacer lo mismo. ¡Todos podemos donar a la investigación! ¡La ciencia es progreso, futuro, necesario avance! ¡Todos podemos regalar a nuestros hijos una educación exquisita! ¡No los ahoguemos en un mundo de caprichos fútiles y vacuos! Aunque parezca que no, ¡resulta bastante fácil! Sentido común: ¡sólo eso! Por favor: ¡hagámoslo! La especie nos lo agradecerá.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Sencillamente maravilloso lo de este niño! ¡Seguro que hay muchos como él, pero tendrían que hacerse oír!
ResponderEliminarPues sí que es ejemplar y al mismo tiempo raro. Me gustaría saber más sobre el entorno de este niño ya que una decisión tan altruista no es propia a esa edad, ni en esta cultura egocéntrica, ni en otras, como por ejemplo la mía en la que nos enseñaban a pedir limosnas para las misiones. Una cosa es pedir para otros y otra bien distinta dar de lo propio y a esa edad. Tampoco me creo que solo le guste dar patadas a su balón, es demasido ingenuo.
ResponderEliminarEspero que no sea un crio sin posibilidad de forjarse su propio criterio por estar manipulado cariñosamente.
Por otra parte, pobre de la ciencia si dependiera de la caridad o el altruismo. Prefiero que dependa de los presupuestos del estado y lo demás, por añadidura.
Nada puede saciar el apetito de amor. De sus padres, de sus amigos, etc. Y es por ello que el consumo alcanza niveles fuera de lo común. Hay una gran falta de amor en el mundo!
ResponderEliminarLa sensibilidad de este muchacho es de admirar, desde luego :-)
Fíjate en este caso de hace algunos años ;-)
http://www.bbc.com/mundo/ultimas_noticias/2012/01/120116_nino_pozos_africa_agua_fp.shtml
Rafa
¡Conmovedor, Rafa! Los niños, llevados por su ingenuidad, suelen tener ese espíritu; si se le diera cauce...
ResponderEliminarHeinrich Schliemann dijo con cinco años que descubriría Troya, ¡y mira!
Igual no están aún tan engullidos por el sistema este que nos hemos mal-montado y aún puede encontrarse en éstos lo mejor de nuestra especie. O lo más genuino, si queremos...
ResponderEliminarRafa
Yo abrazaría ahora, y muy fuertemente, a Miguelín y a sus padres. ¡Gracias!
ResponderEliminarBravo por Miguelín.
ResponderEliminarBravo por ti.
Soy Inma te he hablado tras el concierto en Galaroza y ya me tienes aquí.
Gracias por emocionarme en estos momentos por los que paso.
Guardo tu voz, tu pasión y tu grandeza para los momentos que necesite fuerzas.
No sabes lo que significa para mí haberte conocido.
Besos
Ah y me quedo de seguidora de tu blog.
Pronto en el mio escribiré de ti.
Muy querida Inma:
ResponderEliminarTe agradezco el interés y esas hermosas y conmovedoras palabras que me dirigiste tras el concierto. Cuando esté en casa miro tu blog.
¿Importante¿ ¡Me abrumas! Soy un poco como todos; practico mis aficiones y ya está. :-)
Te mando mucha fuerza y ánimo. Espero que tu situación llegue a buen puerto. En lo que pueda ayudar, aquí me tienes. Besos