(La radio puede detenerse pulsando Escape o parándola en el icono inferior).

miércoles, 11 de diciembre de 2019

¿Libros? ¡Pa qué!



Cuando tenía 17 años leí varias novelas distópicas que me marcaron: 1984, Un Mundo Feliz, Fahrenheit 451... 22 años después observo cómo cada vez más aspectos de ese futuro horrible están ya aquí. Amamos al Gran Hermano, lo buscamos, nos dejamos controlar; aborrecemos los libros; nuestro criterio desaparece, somos títeres en manos del mercado. Para colmo, destruimos impasibles el planeta. No: no han hecho falta regímenes dictatoriales asfixiantes, torturas o descargas eléctricas. Los jóvenes casi no leen; de los niños ni hablamos y los adultos empiezan a claudicar: es mejor perder el tiempo con la pantallita. Estamos olvidando la comunicación interpersonal: ¡demasiado esfuerzo! Vivimos para compartirlo en redes sociales, andamos más pendientes de lo que subimos a Internet que de nuestras experiencias y una reunión familiar o de amigos resulta inconcebible sin los móviles. Alguien tendría que detenerse a pensar en el daño social que todo esto está suponiendo. Y no, no me malinterpretéis: ¡por supuesto que no estoy en contra de la tecnología! A mí, como ciega, me ha hecho un gran servicio. Lo que detesto es su mal uso. Contamos con dispositivos maravillosos que empleamos casi exclusivamente para idiotizarnos. Ante tal maremágnum de estímulos, ¿quién se concentra durante horas absorto en un libro, en una música...? A los niños y jóvenes la lectura les supone ya tanto esfuerzo que no constituye un placer; no han adquirido el hábito. Hablo en general, por supuesto: siempre hay excepciones. Sin esta entrada al conocimiento nos dirigimos inexorablemente hacia un mundo de analfabetos funcionales aún más manipulables. ¿Cómo seremos dentro de 30 años? ¡Me aterra!
Diréis que he amanecido apocalíptica. Bien, todo se debe a un comentario de mi sobrina, de 12 años: yo decidí que, tanto a ella como a su hermano, les regalo siempre libros o artículos útiles; para maquinitas y estupideces cuentan con otras personas. Sé que no los leen, que no les hace ilusión, pero al menos los tienen por si un día ven la luz. Alguien podría decirme que ellos serían más felices recibiendo lo que les gusta, y yo le respondo que sí, tal vez a corto plazo. Sin embargo, el mejor presente que podemos ofrecer a nuestros hijos es una buena educación; cultura; pensamiento crítico; curiosidad; formación integral. Sólo con ese escudo podrán enfrentarse al mundo. Evidentemente, los alienados sufren menos porque ni siquiera se dan cuenta de que sufren. ¿Mas buscamos realmente eso? ¿Queremos adultos bobos, consumistas, irresponsables, manipulados y sin ápice de criterio? ¡Yo no!
Ayer me pidió mi sobrina que le regalara no sé qué chorrada. Respondí que yo en Navidad regalo libros. "¡Nooo! ¿Libros? ¡Pa qué! No voy a leerlos. Tengo muchos que todavía no he leído" -fue su mensaje de vuelta. Lo siento: aunque estén cogiendo polvo en la estantería, no cambiaré de opinión.
Cuando pienso en lo feliz que me ha hecho la lectura desde que tenía siete años... Cuando considero lo que se están perdiendo nuestros niños y jóvenes, no puedo menos que compadecerlos. También compadezco a la especie que ha avanzado muchísimo para luego frenar en seco y retroceder. Carl Sagan estaba en lo cierto: no podemos ir más allá de la adolescencia tecnológica. Sin los pilares de una buena educación, la sociedad se derrumba; y eso es justamente lo que está ocurriendo. Siempre quedan oasis, pero cada vez menos. Podríamos hacer mucho y lo desaprovechamos, así somos. Necesito animarme, de modo que cerraré este artículo y me sumergiré en un buen libro, o en una cantata de Bach, o reflexionaré sobre los logros que el Homo Sapiens ha alcanzado. No tendré hijos ni nietos: una preocupación menos. Pero, por favor: ¡regalen libros! ¡Incentiven la lectura entre los niños y jóvenes! ¡Fomenten la curiosidad de los más pequeños! No os arrepentiréis y ellos, con el tiempo, os lo agradecerán.

10 comentarios:

  1. Hola Euterpe!

    El tema de la lectura es delicado. Te cuento mi historia a ver qué te parece: Cuando era pequeño tenía dificultades en lecto-escritura. Hoy día creo que simplemente las partes de mi cerebro implicadas en ambos actos estaban poco desarrolladas y tenían una maduración tardía. Con 8 años leía silabando y torpemente. En mi casa y en el colegio toda la obsesión era en obligarme a leer a todas horas para mejorar. Incluso en clase me obligaban a hacerlo en voz alta y delante de los compañeros, algo que era humillante. ¿Qué ocurrió? Pues que lo aborrecí con mucha fuerza. Tanto que me negué a volver a leer libros, y pasé 20 años sin hacerlo. Ni uno solo. Después cierta persona muy querida me presto "historia del tiempo" casi sin querer, sin pedirme que lo leyera. Dentro de él ya sabes lo que descubrí: física entendible. Comprendí que no me gusta leer (el acto en si sigue sin gustarme) pero sí me gusta y mucho lo que pone dentro de algunos libros. Desde entonces leo asiduamente y aprecio mucho los libros.

    Los chavales de hoy día hacen lo mismo de siempre, prepararse con juegos para su futuro. Lamentablemente parece que la prisa va a formar parte siempre de su día a día, y leer se les hace lento y costoso. Da rabia que sea así, pero cada uno quizá deba encontrar su camino hacia los libros. Con suerte, como me pasó a mi, antes o después descubran todo lo que pueden dar.

    Saludos!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Huy, qué cosas! También te salvó Historia Del Tiempo. Hombre, yo no digo obligar a leer como si estuviéramos castigando, eso sería horrible. Me refiero a inculcar el amor, el placer de la lectura, la curiosidad... En ello estoy, y puesto que seré la única persona para regalárselos...
    Siento lo que te sucedió porque te perdiste mucho. ¡Oh, cuánto he disfrutado entre libros!
    Un abrazo y gracias por tu testimonio.

    ResponderEliminar
  3. Gran artículo. Comparto la reflexión totalmente. Y actúo de modo parecido con mis hijas y sobrinos.

    Reflexionar sobre la verdad y sus problemas siempre nos tiñe de Apocalipsis. Pero alguien tiene que decirlo.

    Gracias.

    ResponderEliminar
  4. Buenas tardes, Rocío.
    He entrado en tu blog porque te estaba viendo ahora en "El Cazador", que es un programa que sigo habitualmente.
    Quiero decirte que estoy plenamente de acuerdo contigo en esta reflexión que haces.
    A mí siempre me ha encantado leer, pero reconozco que leo menos que antes, y también me da mucha pena que las nuevas generaciones casi no lean.
    A mí me ha pasado algo parecido, le he regalado las navidades de hace un año un cómic de Asterix a dos ahijados que tengo porque creí que podía ser una buena forma de que se aficionasen a leer y me temo que a día de hoy todavía no los han leído, pero los tienen ahí por si algún día se les ocurre hacerlo.
    Un abrazo fuerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay: me apena tanto que se lea tan poco... También se está perdiendo el arte de conversar.

      Eliminar
  5. Hola, Rocío! Qué ilusión poderte escribir y que me puedas leer. Yo también te he visto hoy en el cazador y me caíste genial! La más cabal que he visto en ese enorme berenjenal de programa tardinal (mezcla de tarde y cardinal... De vez en cuando me invento palabras, soy filóloga...) Me enfadé un poco con el programa por una cuestión: la de las conjunciones copulativas: y o ni o, irónicamente, o. O también puede ser copulativa si la comparamos con la disyuntiva "o decir o hacer, pero las dos no se pueden" en cambio, "decir o hacer, me da lo mismo" (este segundo ejemplo une, no separa, a mi entender). Recordé que este tema una clase entera se pasó explicándolo mi profesora, por qué no decirla, María Victoria Romero Gualda, una clase entera casi. No es fácil de entender pero, en serio, las tres pueden ser copulativas, y claro, la chica del principio fue expulsada, y esa pregunta era errónea... Perdona que me estoy enrollando pero me pareciste encantadora, y de ciega nada, visionaria!!!!! No sé muy bien qué más decir excepto que esa entrada es una reflexión excelente y a mí también los libros me salvaron la vida... Pero también me la quitaron... Me explico, me encanta Michael Ende y Momo pero como me dijo mi hermano mayor que pasa en La historia interminable, los sueños quitan recuerdos... Es una reflexión profundísima la tuya me ha gustado muchísimo... Yo también te mando un abrazo. Nunca he podido acabar La historia interminable si te digo la verdad... Pero me encantaría saber tu opinión sobre el tema (sueños/ recuerdos...) Eres listísima y guapísima.

    ResponderEliminar
  6. Saludos, Rocío.
    Haces una sencilla pregunta: ¿Queremos adultos bobos, consumistas, irresponsables, manipulados y sin ápice de criterio? Pregúntaselo a los políticos y te dirán que no con palabras, pero tú verás que dicen que sí con los hechos.
    He leído bastantes libros con mi hijo mientras era pequeño. Ya de adolescente ha dejado de leer y solo lo hace por obligación en algunas asignaturas en el colegio. ¡Con más de tres mil libros en casa! ¿Lo desheredo? ¿Le atizo con un libro en la cabeza?
    En fin, que seguiré leyendo por los dos y seguiré recordándole todo lo que se pierde alejándose de los libros.
    Otro saludo más (qué original soy, leñe).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. nosécomerchicle22 de enero de 2022, 17:19
      Si te ve leyendo tu hijo, tal vez coja uno. Háblale de lo que sientes cuando lees determinados libros, de cómo te hacen pensar mejor, vivir mejor, recogerte y recomponerte para poder querer mejor y enamorarte de la vida... Háblale de por qué algunas cosas se disfrutan mejor escritas... No sé, se me ocurre a vuela pluma...

      Eliminar
    2. Este texto también está muy bien escrito. Sobre por qué el entrenamiento lector es tan importante y sobre por qué nunca es tarde para pillar un buen libro. https://www.infocatolica.com/blog/delibrospadresehijos.php

      Eliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar