viernes, 17 de junio de 2016
Ahora sí: Festival Bach de Leipzig 2016. Último: Pasión según san Mateo / Matthäuspassion
El concierto fue a las ocho. Por la tarde tuvimos un percance, y resulta kafkiano en grado sumo. Cuando, sobre las cinco, tratamos de abrir la puerta de nuestra habitación, la tarjeta no iba. Pensé que nos hubiésemos confundido de planta, pero no. Imaginé que el chip se hubiera desconfigurado, pero no. A esto que, por fin, se abre. Estuve a punto de exclamar "albriiiiiciaaas" cuando...
-No, es un error: ésta no es su habitación -hablaba una señora que acababa de salir.
-¿Quééé? ¡La 539 y la 540!
-Sí, son éstas, pero...
Perdonad el símil,, mas... Me recordó a los pobres supervivientes de la ignominiosa barbarie perpetrada en los campos de concentración nazis que, después de todo lo pasado, tras llegar a sus casas esqueléticos, arrastrándose y arriesgando lo poquísimo que les restaba de energía, eran recibidos... Bueno, mejor decir rechazados desde sus propios hogares por personas que los habitaban "de pleno derecho", según ellas, es decir, que dejaron que les vendieran o entregaran las viviendas sin saber tal vez, o igual sabiendo y cerrando los ojos.
-No: aquí no vive ya nadie, lo siento: esta casa ahora es mía y de mi familia.
Pero... ¡No tengo dónde ir! Vengo de Auschwitz: he estado a punto de morir, no tengo fuerzas.
-¡Váyase, déjeme en paz!
-Señora, por favor... ¡Tengo hambre! ¡Estoy a punto de marearme! No voy a resistir. Y ahora, ¿dónde voy? ¡Ayúdeme!
-¡Ése no es mi problema! Yo lo siento, mas no puedo hacer nada. También nosotros tenemos lo nuestro. Ahora váyase.
-¡Señora...!
Portazo en las narices. Y ahora, ¿qué?
Eso fue lo que nos preguntamos nosotros precisamente, que ahora qué. Yo no estaba nerviosa: Bach me apoyaba; no podía pasarnos nada malo porque me había dicho por la mañana que no tuviera miedo, que estaba a mi lado.
Se trataba de un error de los del hotel, que nos habían cobrado sólo hasta hoy, aunque en la reserva ponía que salíamos mañana.
-¿y ahora qué hacemos? ¡Con el festival estará todo lleno! ¿Dormimos en la Thomaskirche? Además, a las ocho tenemos concierto y aún nos queda ducharnos.. ¿Y nuestras cosas, dónde están?
-En la habitación para el equipaje. Veamos qué se puede hacer. Les pido mil disculpas. Siéntense, por favor: trataré de buscarles algo en otro hotel.
Y así fue, aunque, francamente... Si yo hubiera sido la directora del hotel no me hubiese limitado a invitar a mis sufridos clientes a un "cocktail", sino que les habría pagado la noche en el nuevo alojamiento. En fin.
-¡Mil disculpas de nuevo!
-No pasa nada: todos podemos tener errores.
Es que la buena señora había asegurado que el fallo era nuestro, que habíamos hecho mal la reserva. Afortunadamente, mi padre y yo conservábamos el correo, y yo además uno del mismo día de nuestra partida. "Estimado señor Sánchez [sic]: confirmamos su reserva con entrada para el día 9 de junio y salida para el día 17 de junio. Saludos cordiales".
A pesar del estrés logramos comer algo antes del concierto y a las ocho ya estábamos en la Thomaskirche. Además de Gardiner y los English Baroque Soloists intervvinieron los Pre-Thomaner (Thomaner Nachwuchschor),, de quienes hablara en un artículo anterior: niños de seis y siete años, que entonaron el cantus firmmus del coro inicial "Kommt ihr Töchter", a saber, "O Lamm Gottes unscchuldig", y el de "O Mensch, bewein dein Sünde groß" Sí. Esos críos representan la inocencia; la bondad; lo celestial; la purza; la ingenuidad; el deseo de hermandad y bonhomía. ¡Gracias, mis niños: gracias! ¡Los quiero para mí! ¡Qué dulces!
El coro inicial me cautiva, siempre lo ha hecho. En realidad me cautiva la obra completa: creo que es la música que mejor retrata el sufrimiento humano y el odio ante las injusticias; ante la violencia; ante la traición y el escarnio.
Estaba de espaldas a los músicos, así que hube de permanecer todo el concierto girada; sentada de lado, para gozar de mejor audición.
Al haber aquí tanto silencio y vivirse así la música, me puedo concentrar como jamás lo he hecho en otro sitio y meterme en la historia; en la historia de cualquier hombre: no ya Jesús y lo que de él hayan podido idear otros a su conveniencia. Da igual de quién se trate; si real o inventado; si verídico o fabulado: es la especie humana particularizada en un personaje. Somos tú y yo, él, ellos, vosotros y nosotros cuando sufrimos; cuando no nos entienden; cuando nos torturan, real o figuradamente.
Aquí me meto en el relato de tal modo que rezo con las indignadas almas en los corales luteranos -incluso llegué a juntar mis palmas en todos y a mirar al cielo implorando a... ¿A Bach?- El evangelista supo expresar magníficamente la rabia ante la tremenda injusticia y a mí me hacía apretar los dientes y las manos, moverme en mi banco e indignarme por dentro.
Odio la violencia en todos sus aspectos, aun en el imaginado; por eso lloro siempre ante la descripción bachiana del horror de Jesús: ¡cuántas lágrimas hubo de verter musicándolo! Si yo, atea, me dejo llevar por el llanto cada vez que oigo esta obra, él, que creía a pies juntillas las Escrituras, ¿qué haría? Lo imagino, gracias a esta pieza, más cerca de su adorado dios: ¡merece que hubiera existido, madre mía! ¡Pobre Bach! Nadie lo ama ahora en el Paraíso, y sus restos no sienten nada en la Thomaskirche; pero bueno, seamos poéticos: su esencia sigue ahí, y quien quiera creer en él puede hacerlo, porque su música continúa alegrando los corazones de todo aquél que sea capaz de apreciarla y de conmoverse ante ella;, como yo esta tarde, que lloré en muchos momentos; a saber: "Geduld, wenn dich falsche Zungen stechen", "Erbarme dich, mein Gott",,, "Aus Liebe wird mein Heiland sterben"... ¡Por amor, amor, amor! Alguien que se sacrifica por amor, muere por amor... ¡Oh! OMNIA VINCIT AMOr: ¿quién dijo eso? ¿Horacio? ¡Sí, quiero ser amada! Y amar también: quiero amar. Durante la depresión no podía ni lo uno ni lo otro, y de ahí mis ansias de... ¿Alienación, destrucción, colapso? ¡Hawking, ayúdame! Hoy me he acordado de ti porque la emoción me tenía literalmmente paralizada, y cuando, entre aria y recitativo, hube de desentumecer algún músculo, pensé de golpe que tú no puedes hacerlo solo; y cuando lloré tras la descripción de la muerte de Jesús imaginé que también han de ser otros quienes te enjuguen el llanto; y cuando junté las manos para "rezar" en el coral de después, Leitmotiv de la obra y curiosamente basado en una canción profana de amor, se me ocurrió que tampoco puedes juntar las manos; y lloré, lloré más aún, imbuida por la hermosísima armonización de esa melodía en aquel pasaje, llena de cromatismos y cargada de sentimiento; de dolor profundo ante tan injusta y gratuitamente cruenta muerte.
¿Qué bien lo hicieron las turbas: con qué energía; con cuánta rabia! Y Judas: ¡qué voz de traidor! El único que no me gustó, el tenor de las arias; mas creo que estaba resfriado: ¡esa voz tan cómica no era normal! ¡Pobre hombre!
Mis niños, mis niños: mis pre.Thomaner: ¡bravo, meine Kleinen! Ich liebe euch! Ich umarme euch! Und dann schenke ich euch eine Pizza für eure hervorragende Arbeit! ¡Así se motiva a los niños con la música!
Me estoy repitiendo y este teclado no quiere escribir las comas. Parece desear que termine el artículo; pero sin comas ni puntos y comas no va a ser igual.
La orquesta magnífica: ¿qué se puede decir? -vaya el violinista! Y las maderas; ¡! Y la viola da gamba. En cuanto al coro, el Monteverdi Choir: ¡ya está todo dicho! ¡Todo! Thank you, Mr. Gardiner!
Y ese coro final "wir setzen uns mit Tränen nieder": ante la tumba de Jesús no, pero yo también estaba sentada, vertiendo lágrimas y... Bueno, no le pedía a Jesús que descansara porque ya lleva muchos años en esos menesteres, pero... Ahí ya no cantaron mis pequeñitos; normal: no iban a estar esperando hasta las once y pico, con colegio mañana, y con sus seis y siete añitos de infantes. Meine Kleinen: Habe ich euch gesagt, dass ich euch sehr, sehr, sehr mag? OOOOOOOOh! Ich glaube schon. Danke!
-Meine Liebe! ¿Sabes qué hora es?
-No: no he tenido tiempo de mirarlo.
-¿Lo imaginas?
-Sí, Herr Bach, mas no puedo hacer otra cosa.
-¡Sí, mentirosa! Puedes y debes. ID EST: irte a tu tiempo y dormir. Mañana tomas un vuelo temprano: vas a estar agotada.
-¡No, no: no quiero irme! ¡No, no, no!
-¡Basta! No me seas cría! Me recuerdas a mi niña pequeña. Bueno, a todos mis niños cuando han sido pequeños, y a los que ahora lo son. ¿Eres consciente de tus 36 años? ¿Cómo es esa edad en el futuro, como aquí los seis?
-Se llama neotenia.
-¿Qué? ¿Qué? Neo.... ¿A qué te refieres.
-Déjalo. Y pensar que tú a los 15 ya te ganabas la vida...
-¡Pues claro! ¿Y a qué iba a esperar?
-Herr Bach: me has hecho llorar con tu pasión.
-¿Otra vez? Yo no he sido: fue la historia de Jesús y su sufrimiento.
-Sí, mas si la hubiera musicado Telemann por ejemplo, no me habría cautivado tanto.
-¡Pffff! No se trata de hacer comparaciones. Somos siervos de Dios y basta.
-Herr Bach: ¿cuándo volveremos a vernos?
-No por ahora. Espera un tiempo, pero un tiempo del derecho, me refiero. Espera un tiempo normal; progresivo; lineal; hacia adelante; en tu época. Venga, démosle un plazo: medio año. Mira, para Advviento: ¿de acuerdo?
-Pero... ¡Es muchísimo! Cuando me vayan mal las cosas, cuando tenga problemmas y necesite alguien a quien dirigirme... ¡Yo no cuento con ningún dios!
-¿Otra vez? Mein Gott, mein Gott: rette sie, ich bete! Rette sie! Ich möchte sie nicht verlieren!
-¿No me aceptas por no ser creyente?
-¿Qué dices, meine Liebe? Te quiero muchísimo, y por eso tengo tanto miedo por ti. Si piensas así, o al menos eso creo, te condenarás, ¡y me resultaría tan tremendamente triste...!
-Herr Bach, déjalo: a partir de ahora me preocuparé por mi alma o como quiera llamarse lo que sea a lo que denominamos alma yo solita. Tú preocúpate de ti y los tuyos. Porque, Herr Bach; dime: si uno hace el bien, respeta a los demás, es buena persona, ayuda al prójimo, ¿se salva?
-¡Pues cclaro! ¡Vaya una pregunta tonta!
-¿Aunque sea ateo?
-Hmm... Bueno, sí, imagino, claro..., eso es accesorio, pienso... No creo que Dios se ofenda si tú procuras hacerlo todo bien; lo de creer o no... Él al final se encarga de juzgar las almas, y si la tuya es buena y justa, te salvarás, meine Philosophin!
-¿Ves? ¡Pues deja de liarme con cuestiones teológicas y vayamos a cosas más interesantes! Mira, he de terminar mis crónicas.
-Hazlo en España, mi incansable cronista.
-¡No! Allí no es lo mismo. ¡Tiene que ser aquí!
-Dime de nuevo: ¿qué edad tienes?
-36.
-Me alegra saberlo. No eres como mi cría la más pequeña, ¿verdad? Sabes contener tus impulsos, ¿cierto? Sabes razonar, ¿correcto? Ea: demuestra tu sensatez yendo a la cama; has de cuidarte: nadie lo hará si tú no lo haces. Y si en estos seis meses tienes problemas, toma en tus manos la insignia o el llavero o la estatuilla que has comprado, y pídeme lo que quieras: tal vez lo oiga a través de la distancia y el tiemmpo.
-¿De verdad?
-Si no es así, imagínalo: ¿qué importa? Si lo piensas muy fuerte, lo creerás y serás más feliz. Eso te ayudará a que todo vaya bien, porque tu estado de ánimo será positivo. ¿Me has entendido?
-Sí, pero...
-¡Ay! No puedo contigo, pequeña astuta! ¿Estás llorando para ablandarme el corazón y que te improvise un coral? ¡Si no era necesario, tonta! Lo voy a hacer en cualquier caso. Ven, acércate: ahora te pido humildemente permiso para abrazarte. ¿Por qué no exclamas "concedido", por el nudo que se te ha formmado en la garganta? Lo entiendo. ¿Cómo he podido ser tan idiota y temer por un alma tan noble? Respira hondo, varias veces; lentamente: ¡bien! Ahora, por última vez en unos meses, ¡acompáñame a la Thomaskirche! Supongo que quieres el coral "O Lamm Gottes, unschuldig". ¡Claro! No tienes que hablar. No lo hagas, es mejor: no lo hagas ahora: no gastes energía. Siéntate. Llamaré a uno de mis alumnos para que me ayude con el fuelle. Es tarde, pero mañana lo obsequiaré con una suculenta comida. Espera un momento, meine Liebe.
-¡Ya estamos de vuelta! Pero... ¿Sigues llorando? ¡Ay! ¿Qué hago contigo? Traidora, es que quieres otro abrazo: ¡cómo te conozco! No abuses, no abuses. Siéntate correctamente: te vas a dañar la espalda así. Échate hacia atrás. Relaja las manos. Así..., más o menos. ¡Podría estar mejor! Venga.
-¿No dices nada? ¿Te ha gustado? ¿Qué te pasa, has perdido la facultad del habla? ¡Ay, respondes con la cabeza! Me tienes preocupado. ¡Di algo! Sí, lo sé, vas a llorar, pero ahora sí te lo permito. Diez minutos, ¡sólo diez minutos! No voy a distraerte; no voy a perturbarte. Voy a tocar una fuga; una fuga sobre mi nombre: ¿sabes que son cuatro notas musicales? Sí, si vienes del futuro: ¡qué idiota! A lo mejor hasta la he escrito..., hm... la escribiré. ¡Si hasta sabes cuándo y c´ómo voy a morir! ¡Pero no me lo digas, por favor! ¡No! ¡Te anularía, te impediría volver! Mi niña: Si Bemol, La, Do y Si natural; ése es mi nombre. Pero... No voy a hablarte: me voy con mi fuga. No voy a mirarte: ¡llora!
-Ahora, ¡fin! ¡Pobre criatura transtemporal! Se ve que sufres, y mucho: creo que por sentirte desubicada e incomprendida. ¡Vente a Alemania en cuanto puedas! Mas no creas que aquí todo es maravilloso: yo mismo he sufrido la humillación de ver cómo... ¡Me da tanta pena y vergüenza contarlo! Uno de mis colegas ha sido amenazado con recibir azotes públicamente: ¡esos estúpidos...! El pobre se ha ido, se ha ido..., ¡y ya no lo veré más! ¡Qué ignominia! Pero no, tú tienes tus problemas.
-Danke, Herr Bach!
-Nichts zu danken, meine Kleine! ¡Y yo me paso la vida mandándote a dormir! ¡A una criatura del futuro! Allí a lo mejor no hay ni camas.
-¡Estás loco!
-Mi niña: acuérdate de invocarme desde tu tiempo. Igual estoy en una estrella.
-¡Hala! Hay un libro... ¿Cómo lo sabes si todavía no se ha escrito? Es... "El principito".
-No sé de qué hablas,, pero... Cuando quieras invocarme mira al cielo: tal vez me localices en una estre... ¡Ay, ay, ay, ay: olvidaba! ¡No....! Perdona, me odio: ¡no...!
-¡Claro, no puedo ver las estrellas!
-¡Ay, cielo! Lo siento tanto...
-No, no lo sientas: es así y punto; no se puede cambiar: ¿para qué amargarse?
-¡Por supuesto que tienes razón! Pero... ¡Vete, por favor! ¡Has de dormir! Otro abrazo, ¡y buen viaje! En el espacio y en el tiempo.
-¡Gra...!
-¡Mira, te voy a tener que prohibir que vengas! Fuera esas lágrimas. Has de estar feliz porque me has visto. ¡Buenas noches!
-Herr Bach... Herr Bach: aufwiedersehen!!!
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