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jueves, 16 de junio de 2016

Festival Bach de Leipzig 2016. Día 6:: Telemann, Händel y Bach


He de matizar que sólo hablo de los conciertos a los que voy, pero hay muchísimos más; y conferencias, actuaciones de diverso tipo, guías por el museo y por las dependencias del Thomanerchor... ¡Esto es para verlo todo! Las misas cantadas tienen lugar a diario,, en diversas iglesias. En la de hoy hubo instrumentos originales, una cantata de Telemann y la 83 de Bach.

Telemann compuso estupenda música de cámara; sus suites oberturas son formidables; me encanta que adorase la flauta de pico y le dedicara tanta literatura, mas... Alguna pega había de tener tan longevo hombre de lejos -Telemann-: las cantatas. Son un poco pastiche; no tienen garra; les falta unidad; se van por la tangente, por la secante y por la cotangente, y por los cerros de Úbeda y la luna de Valencia, y el seno y el coseno. Hm: menos mal que no fue Thomaskantor, porque se hubiera perdido mucho. Las que he escuchado parecen no tener la espiritualidad que se pide para estas cosas. ¡A ver si era agnóstico el hombre de lejos!

Conozco la cantata 83 por Harnoncourt, con un niño contralto cantor de Viena assai de cuyo nombre no quieren acordarse. Me dijeron los de secretaría o Büro -no sé cómo traducirlo- que no citan los nombres de los solistas porque son un equipo: ¡qué leches! Huy, perdón. Sí, son un equipo, pero si un chavalito canta de soprano o contralto solista, ¿qué pasa, que no se lo reconoce? Fallo garrafal, realmente garrafal.

Adoro esa cantata de Bach, "erfreute Zeit der neuen Bunde, da unser Glauben Jesu lenkt, da unser Glauben Jeeesu lenkt",,, etcétera. Rebosa alegría, felicidad;; y el coral infiltrado en el recitativo arioso siguiente, o como se llame, que no tengo ganas de consultar a estas horas...

Hubo también un coral cantado por todos nosotros y ellos, con el organista improvisando, porque tenía cinco o seis estrofas con la misma melodía, así que imagino que el pobre lo hace por no aburrirse: acabo de descubrir el origen de la improvisación.

Por la tarde, Haydn, Bach y Händel en la Nikolaikirche: un Sanctus anterior a la Misa en Si Menor, prácticamente el mismo con un cambio en el texto y sin Hossanna ni Benedictus ni... ¿Qué era lo otro? Ah, ya está. En vez de "pleni sunt caeli [o "coeli"] et terrae gloria tua" decía "gloria eum, o eis"... ¡Uf, el latín! Latinam linguam amo, sed... Sed... Pigra sum, quaeri non volo, dormire debo [¡Brrr!], chronica non finita, multum scribendum, tempus non ho, cras matutina prima hora levam, et caetera, et caetera, VALETE.

Le tocó luego el turno a una oda de Händel para el día de santa Cecilia. ¡Oh, cómo me gustan las de Purcell al respecto! Caecilia significa "cieguecita", y esta señora es patrona de la música por un error de traducción: algún inspirado traduttore traditore vio escrito algo de organis, que en este caso se refería a los instrumentos de tortura, y tradujo "organis" en tanto instrumento musical. ¡Qué sabio! Imaginad a la cieguecita ésta, que no era ciega, sólo el nombre; sometida a la más cruel y sádica tortura,,. pongamos por caso a la parrilla, como hacían éstos de la santa, ojo, santa Inquisición. La Inquisición de los primeros siglos, que no sé cómo se llamaría... Porque, ¿en qué siglo fue? No tengo ganas de mirar, es tarde. Bueno, comoquiera que fuesen denominados entonces los impartidores de justicia; ojo, justicia, justicia, jus... ¡Bastaaaaaaaaa! Ellos, los adalides de las buenas obras y guardianes de la moral, toman a la moza y la queman viva. Mientras tanto, a Cecilita no se le ocurre otra cosa que tocar un instrumento musical: ¡claro, claro! ¿Cómo no lo había pensado antes? La pregunta surge de inmediato: ¿qué había bebido el traduttore traditore?

¿Por qué comienza esta oda como un concerto grosso?

¿Qué es esto? ¡Sucede algo raro! De pronto... ¡No! Se oye gente... ¡Hablan en inglés! Estoy en... Parece una taberna. A ver, agucemos el oído:

-Why have you ordered meal for five people, Mr. Haendel?
"¿Quééééé? ¡Händel!!!"
-I am hungry, sir! Is it a crime?
-But... I cannot believe it, Mr. Haendel! You will eat all that, alone, without help! You are crazy!
-Perhaps, sir, but I need it, or better saaid, my body does need it! What shall I do, my dearest? Oh wait please, do not go! Could you bring me that delicious wine? Oh my goodness, grandiös! But hurry up, I beg! I cannot eat all that without a drink!

-Herr Händel, Herr Händel! ¿Eres tú de verdad?
-¿Qué? ¡Yo sí soy yo, desde que nací, creo; he sido siempre yo! ¿Y tú, eres tú o te han cambiado? Perdona, es que... Tengo tanta hambre que desvarío.
-Yo soy... Bueno, una admiradora.
-Pero... ¡No sé, ere rara! Y... Eres... Perdona: ¿no... Hm, no ves nada?
-No, no te preocupes.
-¿Y cómo me conoces?
-He oído tu última ópera. Tu fama aquí es notoria.
-Pero tú no eres de aquí; me hablas en alemán, ¿vienes de Halle?
-No, vengo de Leipzig, aunque tampoco soy de allí.
-Oh Bach. Aún no he podido conocerlo, y estuvimos a punto de vernos dos veces.
-¿Por qué no vuelves?
-¡Imposible! Tengo que trabajar mucho. ¡Uf, Peppush y Gay! ¡Los odio!
-¿La ópera del mendigo?
-¡Ésa! Todo el mundo la va cantando por la ccalle, silbándola: ya no quieren ver las mías. No les importan ni Julio César, ni Rinaldo, ni Alcina, ni Jerjes; ninguno de los grandes. Sólo gente de la calle que entona melodías bárbaras. ¿Por qué? ¿Sabes la de dinero que hemos perdido? Ah, espera... Thank you, sir!
-And for the lady?
-No, no, many thanks: I have no time.
-Don't mention it. Mr. Haendel is a little... Hm...
-What on earth are you about to say, my dearest?
-Nothing, nothing: I only wanted to remember that your music is unique all over the world!
-Aha! I must express here my huge gratitude for your respect, admiration and consideration, Sir! I knew what you have said! Ha, ha! And now please let me eat in peace. You will do it, won't you, sir?
-Of course, Mr. Haendel! I cannot stand you in bad mood and with strong need to it.
[N.B.: me he tomado la licencia de traducir la conversación a inglés actual y entendible]; disculpad y corregid los errores.

-Pero dime: ¿quién eres y por qué me buscas?
-No, no te busco: te he encontrado, Herr Händel. Ahora he de irme, sé que quieres dar cuenta de tus suculentos manjares.
-De acuerdo. Eres todo un enigma para mí, ciertamente. Nice to meet you, anyway!
-Pero, Herr Händel: ¿no echas de menos Alemania, Halle?
-Hm: aquí he adquirido fama y gloria, por así decir. Tengo mi sociedad de óperas, cuento con el favor del rey Jorge... ¿Qué más se puede pedir?
-¿Y por qué nunca te has casado?
-¡Déjame, dájame! ¡Con lo a gusto que se vive solo! No cambiaría mi libertad ni por todo el oro del mundo.
-Ah, pareces don Quijote.
-¡Sí, me encanta ese personaje! Bueno: perdona, Milady! ¿Tendríais la amabilidad de dejarme comer?
-¡Claro, mein Herr! Parece que no lo hubieras hecho en veinte días.
-¡Muy graciosa, Milady! Farewell!
-¡Uuups! Pues nada, quedad con... Con... Con las viandas.



Después de Händel vino Haydn con su Misa, y yo me pregunto: "¿por qué todos los ET VITAM VENTUrI SAECULI, AMEN, Ahahahahahahamen, ahahahahaamen" son fugados? ¿Y por qué en los Incarnatus cantan sopranos y hay instrumentos de viento? A ver si mi amigo Luis Ánge de Benito me aclara algo: ¡please explain, please explain! ¡Ay, mi otro amigo! Me refiero ahora a Asimov, el título de cuyo libro acabo de citar; bueno, de uno de los casi 300 que escribiera. Me gustaría conocerlo, pero no..., es decir, no... A ver: discupad que no os explique lo de los viajes en el tiempo. Es muy, muy fácil, pero uno ha de ser prudentísimo y tomar muchas, infinitas precauciones para no volatilizarse; por eso lo sabe tan poca gente y por eso no os lo digo: no me gustaría sentirme responsable de vuestra muerte. Algún día veré a Asimov y a Helen Keller, y a... ¡A Leonardo, es admirable! ¡Ese fue al futuro! ¡Sin duda, sin duda, ahora lo sé! ¿Cómo si no puede diseñar una bici y un helicóptero? Y a Galileo, claro, para decirle que mi otro amigo nació 300 años justos después de su muerte y que lo adora a idem, y para maldecir en directo a esos bárbaros, brutos de la Santa... ¿Cómo se llamaban allí en Italia? Santa inquisizione, ¡jejeje! A esos burros fanáticos que en nombre de Dios iban a quemar a un genio. "Eppur si muove", ¿cierto? ¡Di que sí, hombre! ¡La verdad, la verdad, la verdad!!!

-Meine Liebe! ¿Aún sigues aquí desvariando? Ya te quedan dos días, por ahora. Mañana podrás venir un ratito durante la noche, como hoy, y... Por favor, un tiempo sin viajes transtemporales. ¡Ah, otra advertencia! ¡No se te ocurra pedirme que vaya a tu caótica época! Me volvería loco, no sobreviviría, no volvería a ser el mismo, me anularía, me alienaría, me... ¡Además va contra las leyes divinas! ¡Dios me condenaría!
-No, Herr Bach: no te preocupes, no se puede. Si trataras de viajar al futuro conmigo, tú quedarías aquí, en tu tiempo, y yo..., yo desaparecería, así de golpe, me alienaría, como tú dices; me volatilizaría. Sería como encontrar a mi anti-yo.
-¿Quééé?
-Nada, no me hagas caso; pero: ¿cómo sabes tanto de cosas de relatividades, si Einstein nació en 18...? A finales del XIX.
-¿Quién? Yo no sé nada de eso raro, pero tengo imaginación y sentido común; algo que parece ser que se perdió en el futuro. Tengo miedo de que estas cosas antinaturales me hagan perder mi... Mi caudal, mi... Corriente... ¿Y si dejo de ser yo por tu culpa, qué? ¿Cómo podría olvvidar todas estas cconversaciones? Pero... ¡Nooooo, por favor, nooooo, otra vez no! ¿Sólo sabéis llorar los del futuro, o qué os pasa? ¡No entiendo nada!
-¡Es que quieres olvidarme!
-¡Ay, santo Dios! ¡No se trata de eso! Es el problema con la Historia, siemmpre el mismo. Yo no puedo, no debo saber qué hay en el futuro, ni qué va a ser de mí dentro de unos años, ni cómo voy a morir, ni... No puedo hablar con gente del futuro, simplemente eso, porque... ¡Porque va contra natura!
-Pero dijiste que sí, que a escondidas, que de vez en cuando...
-Tengo miedo, Fräulein, mucho miedo. Algo puede fallar en los engranajes del tiempo y entonces nos vamos los dos al mismísimo infierno: ¡sería horrible! ¡Con las ganas que tengo de reunirme con Dios!
-¡Pero si Dios tiene que ser aburridísimo!
-¡Eeeeh, para! ¡Para, blasfema, para! Dios mío, perdónala, porque no sabe lo que dice. Por favor, perdónala: no la condenes, no la condenes. ¡Ella es buena, mas le ha tocado vivir en la época equivocada!
-Oh Herr Bach, siento haberte ofendido, no era mi intención; es que... ¡Esta vida es mejor que la que tú ambicionas, sólo ahí sentadito contemplando a Dios!
-¡Virgen santísima! ¡Eres imposible! ¡No te entiendo! ¡Eres rara, rara, rara, rara! Ven aquí, vamos a la iglesia. Pediré por ti mientras improviso sobre el coral que elijas.
-¿Cómo era ése que está basado en una canción profana...?
-Hay tantos, meine Liebe...
-En una de Heinrich Isaac, o de...
-No sé a cuál te refieres.
-¡Ah, ya: ése que dice que suceda todo lo que Dios quiere, o algo similar! ¡Qué fe tenéis vosotros los creyentes! ¿Entonces por qué hay guerras? ¿Por qué hay maldad? ¿Por qué Dios, que tan bueno es, consiente esas cosas?
-¡Dios no es malo, blasfema! Mein Gott, mein Gott, verzeih ihr! Mein lieber Vater! ¡No! Malos somos nosotros, nosotros! NOsotros no cumplimos su voluntad y...
-¡Ay, Herr Bach, habla de otra cosa, por favor!
-Del coral, ya sé cuál dices. A mí también me encantaa: ¿es que leéis las mentes los del futuro?
-¡Muy gracioso!
-¿Me ayudarás con el fuelle?
-¡Claro!
-Estupendo. ¿Lista?
-¡Síííí!

1 comentario:

  1. Sigo alucinándome contigo Rocío, ¿Quién diría, de verdad, que esta es la mujer a la que yo conocí hace un tiempo? ¡Es casi un milagro! ¡Es maravilloso todo esto! ¡Sigue así reina, sigue así!

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