Asimov predice en 1964 el futuro para 2014.
Vídeo: Isaac Asimov - How to save civilization?
Esta tarde iba a documentarme un poco con objeto de otorgar más rigor
científico a mi escrito sobre tamaño ejemplo de genialidad. Asimov es modelo de humanidad, compromiso, erudición, espíritu inquieto y docente, ansia de dar a conocer su sabiduría, prolijidad..
Como buena hija del tiempo -el lineal- en que me ha tocado vivir, tomé un aparatito, en esta ocasión llamado IPhone. Asimov, tú eres el etimólogo: ¿teléfono inteligente, por la inicial en inglés de Intelligent? ¿Por qué, siendo tan estúpido? El asistente virtual de Google es muchísimo mejor que el incómodo Siri.
"Hablemos de ti, no de mí".
¿Ya empezamos? ¡Lo apago!
Cuando en la novela "2001, una odisea en el espacio" de Clarcke aparecen las videoconferencias y los humanos conversando así con máquinas, era ciencia-ficción de la buena. Ahora resulta lo más natural. El inconveniente es que muchas veces caemos en el agujero negro robótico; y éstos no obedecen a las tres archifamosas leyes ni disponen de cerebro positrónico: ¡qué va! Son tan idiotas o más que la propia Siri.
-Si quiere información sobre nuestros productos, marque o diga 1. Si desea contratar la tarifa Premium, marque o diga 2. Si quiere escuchar nuestras novedades, marque o diga 3. Para problemas con su factura, marque o diga 4.
-¡Hablar con un operador!
-Disculpe, no le he entendido.
-¿Qué número selecciono para hablar con un operador?
-Si quiere información sobre nuestros productos [...].
Y así hasta el infinito. Pero volvamos a lo que estaba relatando: tomé el IPhone y pedí a Siri información sobre Isaac Asimov; es decir, pulsé el botón, el único físico con el que cuentan las pantallas de estos aparatejos diabólicos de la universal manzanita, y pronuncié alto y claro: "Isaac Asimov".
"No tengo a Isaac Asimov en tus contactos: ¿desea añadirlo?".
"¡Claro, claro! Por favor, por favor: si me lo añades, quiere decir que lo resucitas y así podrá ser mi profesor y explicarme todo, todo,todo, todo, con palabras sencillas y entendibles; con ejemplos asequibles; con paciencia infinita; con humor desmedido; con...!"
"Disculpa, Rocío: no te he entendido".
<Ay! ¡Asimov no vuelve! ¡Sólo está en el asteroide 2502! Por cierto: si le daba miedo volar, ¿qué pinta en el espacio, allí sufriendo?
Murió cuando la Expo de Sevilla, que yo tenía doce años: pero como no me lo habían presentado... Entonces andaba yo por las regiones de la Inopia, las Batuecas, Babia, etc.
¡Oh! Mas sólo unos meses después vino "Viaje alucinante", que me encantó: esa idea de la intrusión en el cuerpo humano era originalísima. Y lo del ruido atronador que hace vibrar el tímpano del paciente y asusta a los miniaturizados médicos cuando fuera se caen unas tijeras... ¡Claro, mi sonofobia! Ignoro el motivo, mas me fascinaba pasar los dedos por la primera página, justo debajo del título de la obra: "Isaac Asimov, Isaac Asimov, Isaac Asimov". Quizás me cautivaran sin saberlo la sonoridad del apellido y el ritmo del conjunto.
A los 15 llegó la trilogía de las fundaciones, que pocos meses después se complementaría con los dos añadidos posteriormente y con "Yo, robot". De la saga Foundation, mi preferida fue la Segunda; es decir, el tercer libro, "Second Foundation": eso del control mental y de la manipulación buena para obtener a personas estupendas y erradicar el mal... ¡Qué tierno! También me conmovió lo del afán por acumular saberes en la Enciclopedia galáctica de Trántor, para evitar la extinción de la humanidad: ¡extraordinaria metáfora! Y el anagrama de Bel Riose con Belisario...
Lo de "Yo robot" me hizo pensar en positrónico durante meses. Diez años después leí todo el ciclo, que añadió la ley 0, y "El hombre bicentenario", que me hizo no desear nunca la inmortalidad: cuando todos aquéllos a quienes amamos se hayan ido, ¿qué objeto tiene vivir? Y si ellos fuesen igualmente eternos...
1: ¿cómo haríamos para caber? Imagino que colonizando el espacio y reduciendo la natalidad, mas entonces seríamos siempre los mismos.
2: puesto que nuestra materia es finita, y por tanto las combinaciones, por ejemplo de neuronas, motor del pensamiento, son limitadas -esto válido si no se destruyeran o degeneraran, algo falso-, intuyo que nos estaríamos repitiendo eternamente; o bien olvidaríamos para volver a recordar.
3: ¿se pararían pues el envejecimiento y el deterioro natural de los órganos, los tejidos, los huesos...? ¿Nos congelaríamos en el tiempo? ¿Cómo es eso posible? No lo es, y basta: la inmortalidad no tiene sentido y no sirve para nada.
y si me plantean lo del alma... ¿Qué es? ¿Incorpórea? ¿Cómo y cuándo sale de tu yo? ¿Dónde va? ¿Se pasa la vida, o la no-vida, contemplando a Dios? ¿Qué es Dios? ¡Socorro!
Las obras de divulgación histórica de tan gran maestro son cautivadoras, porque igualmente lo explica todo con claridad meridiana y te planta a los personajes como si los tuvieses allí delante. Me faltan algunas por leer. Ahora, en cambio, estoy con las cien preguntas básicas, "Please, explain": ¡es lo que necesito, a alguien que me explique!
Lamento en el alma... ¿En el... Qué? Lamento de corazón no poder abrazar agradecida y efusivamente al genio con el que soñaba en mi adolescencia, cuatro años después de que nos dejase, mas trataré de hacer llegar mi homenaje a sus seres queridos.
Recuerdo una escena de mi época escolar. Cuando tenía siete años, mi maestra de entonces, a la que hube de sufrir durante un trienio crucial para mi desarrollo intelectivo, no era dada en prodigarse en explicaciones para ella más que obvias, aunque para nosotros, alumnos, fuesen totalmente sorprendentes e inauditas. ¡Parecía odiar que le preguntaran!
Un día estábamos en Ciencias Naturales.
-Seño: ¿cómo es el corazón?
-¡Qué tonta! ¿No has visto esas cajitas, en forma de corazón?
-¡No! ¡Es que nadie me lo explica!
Ahora me río por otra escena, cuando dimos que Graham Bell inventó el teléfono:
-Pero, seño: ¿tantos teléfonos inventó ese señor?
Ella se rió, comentó mi divertida ocurrencia con una colega pero no me explicó por qué era tan graciosa, tan ridícula y tan idiota a la vez.
Mi maestra murió hace poco. Su impaciencia y sus broncas, además de su forma de hacerme sentir la más imbécil del universo ante mis compañeros y el mundo, me hizo odiar las matemáticas y fue responsable de muchos de mis traumas y miedos al error y a la ignorancia causantes de crisis depresivas durante toda mi vida. La vergüenza a preguntar la estoy superando ahora, de la mano de Asimov y Hawking.
Thank you very much, my dearests teachers! Is it a crime to formulate "silly" questions? Please explain!
"No, no, no, no and definitively no!!! On the contrary, it is an inexcusable crime not to formulate those completely clever questions!".
Oh thanks again!!!
Me acabo de enterar de que Asimov murió de SIDA por culpa de una transfusión de sangre contaminada durante una intervención: ¡no, no, noooooo! ¡Y sólo con 72 años! ¡No es justo! ¡Que Dios castigue a tan irresponsables profesionales de la Sanidad!
I adore you, Doctor Asimov: PLEASE, EXPLAIN [Cry]!
Isaac Asimov: The three laws of robotics.
Isaac Asimov predice el aprendizaje por Internet en 1988.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Esto es maravilloso Rocío, gracias a tí estoy conociendo a personajes de los que, hasta ahora, nada sabía! ¡Cada día que pasa te admiro más y me siento más y más orgulloso de haberte conocido!
ResponderEliminarDe golpe me ha dado por pensar en cuántos libros podría haber escrito Isaac Asimov en 15 años más de vida operativa: ¡si no lo hubiesen matado! Os parecerá extraño, máxime tras tanto tiempo, pero... ¡Yo lo supe hace dos días! ¡Me he echado a llorar! Sí, porque él hubiera tenido 76 a mis 16 y yo podría haberle enviado una carta expresándole mi agradecimiento, y él quizás hubiese respondido a una de mis preguntas. Querido Asimov: yo también soy ciega por historias médicas. ¡Imperdonable, destruyeron a un genio!
ResponderEliminarHe necesitado poner música y, al encender la radio, sonó... ¡La misa alemana de Schubert! ¡Justo lo que necesitaba! Esa especie de canciones estróficas han actuado como un bálsamo curativo ante la herida de mi ser. ¡Oh, gran Asimov! SIT TIBI TERRA LEVIS. Lo siento tanto... Aunque tú ya no vas a saberlo. Ahora tendrías 96: ¿vivirías? ¿Permitirías que fuese a visitarte? ¿Seguirías escribiendo? ¿Seguirías explicando? ¡Pero esos canallas irresponsables te silenciaron! ¿Cómo tal error garrafal? ¡Ni yo lo cometería, mierda!
-¡Sí, claro: claro que sí! Seguiría escribiendo y explicando, mas ahora..., ¿Sabes que tienes un deber pendiente para con Morfeo y para contigo?
ResponderEliminar-¡No puedo dormir: te han matado, te han matado!
-Eso fue hace 24 años; ya casi ni me acuerdo.
-¡Es injusto!
-Lo sé, y me hubiera encantado seguir unos añitos más entre los vivos. Hubiese querido, por ejemplo, responder a muchas más preguntas de mentes curiosas, como la tuya: ¡no pierdas nunca esa inquietud! Y, recuerda: el ignorante es quien se niega a aprender; a cambiar; a indagar: ¡tú no! ¡Busca a gente que te explique! Y ahora, mi secreto; ¡pero guárdalo para ti! Si los demás se cansan de satisfacer tus deseos; si no tienen paciencia; si te llaman ignorante; si te desprecian porque en el fondo ellos tampoco conocen las respuestas y les avergüenza admitirlo..., entonces, querida..., entonces haz una cosa muy fácil, muy fácil, totalmente en tu mano: ¡lee! Yo te guiaré; otros te guiarán; tú te guiarás: ¡hay muchísimos libros que explorar! Olvida las máquinas y pertenece a esa élite que toma caminos diversos. ¿Me has entendido? ¿Seguirás mi consejo?
-Doctor Asimov..., yo...
-¡No! ¿También conmigo vas a llorar? ¡Mira que hace 24 años que no veo lágrimas! Ya casi ni me acuerdo. ¡Basta! Abre mis cien preguntas y léete dos; eso te relajará y te inducirá al sueño. Piensa en las partículas moviéndose a velocidades superlumínicas; imagina que eres un taquión.
-Pero, ¿al final existen los taquiones?
-¡Oh, es maravilloso! ¡Adoro tu espíritu! ¡No pierdas nunca ese afán! Dejemos los taquiones para mañana: lee dos preguntas y acuéstate, por favor. ¡No estés triste! Pierdes mucha energía y en ningún caso lograrás modificar el estado de la situación por lo que a mi muerte respecta. ¡Adiós!
-¡Noooooooooo!